jueves, 26 de marzo de 2009

LOS PROBLEMAS FAMILIARES Y LOS 6 PROBLEMAS DE LA FAMILIA

¿ SABIAS QUE LOS PROBLEMAS FAMILIARES?
Los problemas familiares constituyen una dificultad de ajuste singular, pero común, que hace que la mayoría de la gente busque tratamiento psicológico. Los problemas pueden desarrollarse en una relación de pareja debido a un problema médico o psicológico, ya sea en la pareja o en uno de sus hijos. Padres y niños también pueden crear problemas de angustia dentro de una familia. Falta de comunicación y problemas de disciplina son muy comunes. A veces hay constantes batallas entre hermanos, y los padres no pueden llegar a resolver los conflictos. El divorcio puede crear dificultades en la familia, a veces para todos los miembros de la familia. A veces, la propia relación de pareja es el problema, por la falta de comunicación, el conflicto constante, la falta de cercanía, problemas sexuales...

Los 6 problemas de la familia


Falta de comunicación, de tiempo familiar y conflictos con el dinero son algunos problemas que el siquiatra infantil Hernán Montenegro ha visto por años en su consulta. Para entregar sugerencias de prevención acaba de publicar el libro "Problemas de familia", en que afirma que ellas son capaces de solucionar sus roces. "Tenemos que empoderarlas", dice.Por Karim Gálvez A lo largo de su experiencia profesional, el siquiatra Hernán Montenegro ha visto que han cambiado los escenarios sociales y culturales chilenos, pero los mismos conflictos familiares siguen repitiéndose. Casi como un patrón inamovible. Por ello decidió reunir los más frecuentes en un libro que acaba de publicar, y que bautizó precisamente como "Problemas de Familia" (Editorial Mediterránea). El profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago y del Instituto de Terapia Familiar de Santiago quiso, sin un afán pretencioso, sistematizar los conflictos familiares desde una mirada global para que las familias entiendan cómo por ejemplo, los problemas sexuales de la pareja impactan en las relaciones familiares, o cómo detrás de un mala relación con los hijos suele esconderse una enorme falta de afectividad. "A riesgo de simplificar diría que detrás de la gran mayoría de los problemas familiares está el tema de los afectos, que incluso cerca del 90% de las consultas tiene que ver con déficits de este tipo, porque sin duda la percepción de no sentirnos queridos es la que más nos hace sufrir".En su libro distingue seis grandes problemas que se producen durante el ciclo de vida familiar, al mismo tiempo que plantea su convencimiento de que cada familia tiene el potencial para resolver por sí misma gran parte de sus conflictos. "Lo que podemos hacer los especialistas es aportar en una suerte de coaching o empoderamiento de las personas para que ejerzan su rol parental y conyugal". Por eso, de una manera amplia repasa no sólo los problemas, sino también estrategias de prevención.1El desacuerdo en la forma de disciplinar a los hijosEs una de las situaciones más frecuentes de conflicto entre los padres, y que a la vez impacta a los hijos, pues éstos se sienten culpables de ser la causa de las discusiones. Según Montenegro, lo que provoca el problema es el enfrentamiento de dos estilos de educar que no logran un punto intermedio. "La pareja, en vez de converger, van polarizando sus posiciones, uno hacia la permisividad y el otro hacia el autoritarismo, y muchas veces lo hacen no porque están convencidos de que tiene que ser así, sino por compensación del otro".El siquiatra cree que muchas veces detrás del desacuerdo se encuentra el temor a decir no a los hijos, "que lo que produce es reforzar el poder de la generación joven para oponerse a las normas y dictados del adulto". La situación se ve potenciada por las culpas de los padres por dedicar poco tiempo a sus hijos, "la que es aliviada permitiéndoles cosas que de otra manera no harían". Plantea la importancia de establecer límites como única vía de solución. "Múltiples factores influyen en la eficiencia de la autoridad parental y, ante todo, el acuerdo entre padre y madre en tres asuntos fundamentales: qué le vamos a permitir a nuestro hijo, qué no le vamos a permitir y qué haremos cuando transgreda las reglas".2La dificultad para negociar y definir roles entre la parejaSegún el siquiatra, vivimos un modelo de transición en que aún coexisten patrones 5tradicionales de estructura familiar con otros modernos. "Al no existir un modelo de normalidad para ser imitado por la pareja actual, el gran desafío es desarrollar nuevas habilidades para crear su propio modelo". Entre los acuerdos que se necesita negociar están, por ejemplo, qué tiempo asignar a la relación padres–hijos y a la de pareja, y en qué orden; a qué hijo atender primero y por cuánto tiempo, etc. "La tarea es difícil, pero no imposible, y muchas veces genera conflictos debido a la lealtad primaria irracional con la familia de origen. Cada uno se incorpora a la familia con su mochila y dice a mí me educaron de esta manera entonces, yo replicaré este modelo porque estoy convencido de que es bueno".Hay etapas más críticas en la definición de roles, como cuando la mujer se siente con más tiempo libre porque los hijos crecieron, y decide retomar su trabajo, o cuando hay mucha disparidad en el desarrollo emocional y afectivo de los miembros de la pareja. Otro factor que complica la definición de roles tiene relación con la pugna por quién tiene el poder dentro de la pareja y la familia, lo que se termina "en una competencia permanente de quién tiene la razón, quién manda en cualquier cosa, en el desautorizar al otro delante de los hijos, en rebatir casi por principio lo que el otro dice, sobre todo delante de terceros". Un factor conciliador en la negociación es el que los interlocutores se consideren pares. "Aquí no puede haber uno más sabio o más maduro o más sano síquicamente. Hay quienes han comparado la familia con el mundo de las empresas. Y la necesidad de constituir una "sociedad parental y conyugal" es indispensable en el mundo que nos toca vivir".3La causa más común de consulta: falta de comunicaciónA estas alturas, es casi un cliché hablar de falta de comunicación dentro de la familia, pero para el siquiatra Hernán Montenegro es un problema real y extremadamente común. Y aclara que le interesa desmitificar el concepto, porque comunicarse no es lo mismo que conversar. "Hablamos para ser escuchados, pero lo que decimos y lo que escucha el otro es distinto, porque detrás está la interpretación. Muchas veces escuchamos lo que queremos escuchar, y eso bloquea la comunicación".Plantea que algunas veces la familia es tan desligada que simplemente no hay espacios para comunicarse. "Cada uno vive su vida independiente sin hacerse demasiado caso. Los hijos tienen que caer en conductas disruptivas y riesgosas para que el sistema acuse recibo de que algo pasa".En el otro polo e igualmente disfuncionales son las familias aglutinadas, que ante cualquier mínima sospecha de un problema acuden a un especialista. "Si hay uno con problemas, todos viven angustiados. Conversan, porque están muy juntos, pero no necesariamente se comunican. Crían niños tímidos, inseguros y con pocas habilidades sociales". Una forma privilegiada de comunicación con los niños es el juego y no la conversación, como suelen preferir los adultos. "Otro momento de intimidad es antes de dormir. Los niños suelen revelar asuntos importantes que les tienen preocupados y es cuando están más dipuestos a contar algo".4Falta de tiempo familiarA Montenegro le impacta escuchar con mayor frecuencia de lo que quisiera a los hijos decir "mi padre no me conoce". "Para conocer a alguien hay que dedicar tiempo a esa relación, y el tiempo compartido en familia es una forma concreta de demostrar el amor que sentimos por los otros".A diferencia de los otros problemas, éste no es reconocido por los miembros de la familia, y rara vez es motivo de consulta, "pero tiene enorme relevancia para la calidad de vida familiar". Lo que atenta contra ella es el estilo de vida actual, que implica largas jornadas laborales, "sin mencionar lo complicado que resulta para algunas personas obtener permisos para cuidar a un hijo enfermo. A esto se suma una sociedad marcada por el indivualismo. Diría que hoy el núcleo fundamental de la sociedad no es la familia, sino el individuo".Según el siquiatra, hay tiempos de convivencia familiar intransables, como la comida familiar. "No debería ser pospuesta, porque para estrechar los lazos con los hijos se necesitan espacios de interacción".5Manejo del dineroLos problemas relacionados con el dinero suelen estar ligados con los roles dentro de la familia. "Un mayor riesgo de conflicto se da cuando ambos trabajan, por el símbolo de poder que implica el dinero. Otro problema es simplemente no hablar del asunto platas porque se considera que se está poniendo en tela de juicio la confianza y honestidad del otro".Montenegro señala que relacionado con este tema se encuentra la necesidad de diseñar un proyecto de vida en donde se compatibilicen las expectativas y valores de los miembros. "Esto va a determinar la calidad de vida a que puede aspirar la familia; supone explicitar las metas materiales que se pretende alcanzar, las posibilidades de ahorro, el barrio en que se desea vivir o el colegio al que se enviará a los hijos".Está consciente de que suele ser particularmente difícil abstraerse de una cultura en que primen el individualismo y el exitismo, "pero el dinero no satisface las necesidades emocionales de los miembros de una familia".

1 comentario: